Para hacer algo de ejercicio, antes utilizaba una bicicleta estática vieja que andaba por casa. Es un ejercicio que me gusta mucho, a pesar de que yo no hago ejercicio de mucha intensidad, ni me pongo de pie sobre los pedales.
El otro ejercicio que me gusta es caminar. Doy un pequeño paseo casi a diario de poco más de un kilómetro con cierto desnivel y sin alejarme apenas de mi casa. Los días (muy) buenos llego a caminar el doble, pero acabo agotada. La rodilla izquierda empieza a fallar y termino arrastrando las dos piernas, viendo raro y hablando mal.
La pobre bicicleta no estaba para muchos trotes, por no decir que su tamaño era algo pequeño para mí y se volvía incómoda. Pensaba entonces en comprar una bicicleta nueva, más moderna y que se adaptara mejor a mi estatura. Por otra parte, también pensaba que al caminar el cuerpo se movía más y me resultaba más beneficioso. Es una actividad que quería realizar más a menudo.
El problema está en que yo prefiero ir acompañada cada vez que salgo a pasear (así voy más tranquila) y no siempre es posible. El otro problema es que en Asturias el tiempo cambia sin que te des cuenta y te puede pillar desprevenido. No será la primera vez que vuelvo a casa corriendo porque empieza a llover o porque se levanta un viento muy molesto. Otras veces ni siquiera salgo. Los que conozcan estos climas lo sabrán bien.
Por estas razones, creí conveniente cambiar la antigua bicicleta estática por una cinta de andar
No quería que fuera muy aparatosa para así poder situarla en el lugar donde estuvo la bicicleta, ni que tuviera programas de entrenamiento ni nada de eso, porque yo simplemente la quería para caminar, no para correr. Finalmente di con una del Decathlon, que cumplía con esos requisitos, y además era muy barata. La compré por Internet y solicité que la enviaran a mi domicilio. También las tenéis disponibles en Amazon, donde encontraréis más opciones de precio, tamaño, potencia,etc.:
Yo nunca había utilizado una cinta de este tipo, y al principio me tuve que acostumbrar porque me mareaba un poco. Tenía que caminar agarrando la barra de apoyo, pero ahora ya no lo hago continuamente. Lo bueno es que la cama está muy cerca y me puedo sentar o tumbar cuando lo necesito. Tengo cerca el baño y la cocina, y no tengo que preocuparme del mal tiempo, de abrigarme, de no mojarme, etc. y me ayuda a mejorar el equilibrio. Utilizo unas zapatillas deportivas cómodas y me pongo unos auriculares para escuchar música y hacer la actividad más amena.
Intento utilizarla unos minutos al día, pero no sustituye a los paseos habituales, sino que los complementa. Por las mañanas utilizo la cinta, y por las tardes salgo a pasear. Lo que tengo claro es que hacer algún ejercicio (por pequeño que sea) siempre es beneficioso, y cada uno tiene que encontrar lo que mejor le siente.