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9 cosas que he aprendido con la esclerosis múltiple

Después de casi 9 años con esclerosis múltiple y echando la vista atrás, compruebo que durante todo este tiempo he tenido que adaptarme y sacar conclusiones sobre todo lo que me iba pasando y las he sintetizado en estas 9 cosas que he aprendido con la esclerosis múltiple. Quiero compartirlas con vosotros y animaros a que elaboréis vuestra propia lista.

#1. Si no te cuidas tú, nadie lo hará por ti.

Está visto que si yo no cuido mi salud y me preocupo de descansar, de seguir las recomendaciones del médico, de intentar llevar hábitos saludables, a los demás no suele preocuparles mucho si tú te encuentras mejor o peor, si necesitas sentarte, si sientes dolor, si necesitas descansar, si te molesta la luz, si hay un baño cerca, si puedes caminar más lejos, si no puedes exponerte mucho tiempo al sol, si quedarte a cenar te supone un desajuste, etc.

#2. Tus prioridades y tu forma de entender la vida cambian.

El concepto «vida normal» cambia de significado. Mucha gente piensa que la EM se limita a los brotes y que yo estoy mala solo cuando me ingresan en el hospital y cuando salgo ya estoy como nueva, pero no es así. Esto es un trabajo a tiempo completo. Los brotes suelen dejar secuelas, y son estas secuelas, junto con otros síntomas y los efectos secundarios de la medicación lo que configura tu nueva vida «normal». Me he vuelto más egoísta (consecuencia directa de lo relatado en el punto #1) y a la vez más intolerante con la gente que no tiene razones para quejarse. Me deshago de gente tóxica que no me aporta nada (porque existen de verdad) y busco tiempo para estar con los que me importan y para hacer lo que me gusta.

#3. Conocimiento es poder.

Ya desde el principio parece que nadie me va a explicar de qué va la esclerosis múltiple y está más claro todavía que los propios neurólogos no tienen muy claro qué decirte y esperan que tú les hagas preguntas, pues algunos pacientes quieren conocer más información y otros prefieren no saber. Los que sí queremos saber tenemos que buscar la información por nuestra cuenta en sitios fiables, para bien ser, y saber así qué puede pasar, pero no para ponerse en lo peor, sino para reconocer posibles síntomas, qué especialistas nos pueden ayudar y qué podemos hacer para gestionar esta enfermedad de la mejor manera.

#4. La mayoría de los síntomas de la esclerosis múltiple son invisibles.

Precisamente la campaña por el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple 2019 este 30 de mayo es #MiEMinvisible y tiene como protagonistas a los síntomas invisibles de la enfermedad. El dolor, la fatiga, los mareos, los problemas visuales, urinarios, sexuales; las alteraciones sensitivas, cognitivas y emocionales… Como dice el eslogan: «No es necesario que veas mis síntomas de la esclerosis múltiple para creértelos». No se ven pero pueden incapacitar al paciente y dejar tanto impacto o más que los que sí se ven.

#5. El paciente no es el único afectado.

Convivimos con una enfermedad que es totalmente impredecible y nos obliga a adaptarnos constantemente. Las familias suelen verse alteradas al recibir un diagnóstico como éste, especialmente los convivientes y los cuidadores. He aprendido que muchos no van a estar ahí, que la constelación de caras que están a tu alrededor cambia inevitablemente y que algunos no sabrán qué hacer ni cómo actuar. Ellos también necesitan cuidarse a sí mismos, hablar de la esclerosis múltiple y desahogarse de vez en cuando, pues es una carga emocional difícil de manejar.

9 cosas que he aprendido con la esclerosis múltiple

#6. La fisioterapia es tan importante como los medicamentos.

Mi neurólogo dice que de todas las cosas que yo puedo hacer para mantenerme bien, la fisioterapia es probablemente la mejor. Y yo digo que todos los médicos deberían hacer especial hincapié en la importancia de la actividad física ya desde el momento del diagnóstico. No hay que pasarse, sino hacer poco a poco lo que podamos. Para mí fue un subidón saber que con estiramientos puedo controlar la espasticidad sin necesidad de tomar un relajante muscular y que los ejercicios hipopresivos y específicos de suelo pélvico me ayudan a controlar un poquito mejor la urgencia urinaria.

#7. Las asociaciones de pacientes no son enemigos.

A mí me costó algo de tiempo, pero al final mereció la pena hacerles una visita y conocerlos, y ver la ayuda tan necesaria que prestan a los pacientes allí donde no llega la Seguridad Social. También valoro muchísimo las Jornadas Científicas de Esclerosis Múltiple que organizan y que cada vez reúnen a más asistentes, pues a cada nueva Jornada acuden recién diagnosticados que buscan información fiable. Me aconsejaron muy bien al solicitar la valoración de discapacidad y gracias a ellos puedo participar en el Programa Mejora de COCEMFE Asturias.

#8. Los pacientes crónicos son vulnerables ante las pseudoterapias.

Las enfermedades hacen que algunas personas busquen todas las opciones posibles para cuidarse y sentirse mejor, y muchas veces lo hacen sin razonar, sin pensar, sin cuestionar la autoridad y la integridad de los «profesionales» que se los venden, olvidando el sentido común, sin reparar en gastos, sin poner los pies en el suelo, y no debe ser así. Por otra parte, también los pacientes escuchamos mucho lo de «¿has probado esto?», «¿has visto que Fulanito ha tomado tal cosa y está genial?», «a mi vecina le ha funcionado esto otro», etc. y es lo último que necesitamos, que alguien que no sabe y que no tiene ni idea nos induzca a cuestionar a nuestros médicos.

#9. Está en nuestras manos concienciar a la sociedad.

Tenemos que dar visibilidad a la esclerosis múltiple porque las personas que nos pueden estar escuchando son familiares, amigos, compañeros de trabajo, jefes, empleados, alumnos, profesores, vecinos, etc. de otras personas con esclerosis múltiple, y de esta forma conocerán un poquito mejor las vicisitudes de esta enfermedad y contribuimos normalizar su condición y facilitar un poquito su relación y su inclusión. Los pacientes no estamos obligados, pero creo que tenemos la responsabilidad de hablar de ella y contar lo que nos pasa, cómo nos afecta y cómo pueden ayudarnos los demás.

Y vosotros, compañeros de fatigas ¿qué habéis aprendido?

Cinco consejos para buscar información en internet

Recuerdo cuando era pequeña y los trabajos para el colegio se hacían escritos a mano, obteniendo la información leyendo la enciclopedia o el atlas de turno o bien yendo a la biblioteca y consultando los libros más adecuados.

Hoy en día tengo una vaga idea de cómo hacen los niños sus trabajos, pero sé que obtienen la información de internet antes que de los libros. Los que no somos tan niños también, pues en la universidad pisabas la biblioteca para estudiar tus apuntes o para buscar libros que te bien te gustaría comprar pero que cuestan un dineral.

Lejos ya de la universidad, me intereso ahora por la esclerosis múltiple. ¿En qué consiste? ¿Qué síntomas puede presentar? ¿Qué factores intervienen en su aparición? ¿Cuáles son las últimas noticias? Existen pacientes crónicos (de cualquier enfermedad) que prefieren saber lo menos posible sobre su dolencia, pero a mí me ocurre lo contrario. No me vuelvo loca buscando información, pero quiero ser capaz de responder lo mejor posible a quien me haga cualquier pregunta. Me gusta conocer las generalidades y la parte teórica de la enfermedad. La parte práctica ya la conocemos todos de sobra.

Prácticamente el 100% de la teoría que sé sobre la esclerosis múltiple ha venido a través de internet: blogs, páginas de asociaciones, farmacéuticas… ¿Y qué se hacía cuando no había internet? ¿Se organizaban charlas? ¿Te lo contaba el neurólogo? Los horarios y la disponibilidad de cada cual no siempre nos permiten acudir y en la consulta de neurología no hay tanto tiempo para explicar todo y para responder preguntas.

Os voy a dar los cinco consejos para buscar información en internet que yo misma llevo a cabo cuando me sumerjo en las profundidades de la red:

1.Buenos hábitos. Seguro que tenemos mucho cuidado con las páginas que abrimos y estamos pendientes de que no nos instalen aplicaciones o programas no deseados. Para navegar por la red, tenemos que desarrollar buenos hábitos y comportamientos. Pues con la esclerosis múltiple, debemos aplicar el mismo criterio. Yo nunca he comentado nada de esto con mi neurólogo ni con ningún otro especialista, pero precisamente por ser desconfiada y cuestionar la información para cualquier cosa que busco en internet, no he tenido ningún problema, nadie me ha vendido la moto y nunca me he angustiado ni he perdido el control por algo que haya leído.

2. Cuidado con la red. Como hablamos en #EMredes17, acudir a las páginas web puede ser muy útil o puede ser peligroso y salir muy caro. Cualquiera puede escribir y publicar cosas en internet, y eso es precisamente lo mejor y lo peor: es un arma de doble filo. Y como nos podemos hacer daño, yo misma recomiendo «ponerse una armadura» simbólica, unos equipos de protección individual metafóricos para evitar riesgos y desconfiar de los que nos vamos encontrando.

cinco consejos para buscar información en internet

3. Identificar las fuentes y acudir a sitios de confianza. Contrastar información, ver quién escribe y por qué lo hace, con qué fin. En cada página web tenemos que buscar siempre los autores y las fuentes: ¿Quieren vender su producto? ¿Quieren aumentar las visitas y el número de seguidores? ¿Quieren robar datos? Identifíquense, por favor. Si no encuentras una sección típica «sobre mí» o «sobre nosotros», piensa mal. El que quiere aportar algo honestamente no tiene por qué ocultarse. Yo recomiendo visitar las páginas de asociaciones oficiales o de compañías farmacéuticas y blogs de pacientes que no busquen hacer negocio.

4. Sé crítico y aparca las emociones. Debemos intentar ser críticos, analíticos, fríos y calculadores con la información que tenemos delante. Esto nos permite separar el grano de la paja. Es muy fácil decirlo pero inmensamente difícil aplicarlo para personas recién diagnosticadas que están pasando por un momento de cambio y tienen dudas e inseguridades. Pero si no dejamos las emociones en un rincón cuando navegamos por internet, es muy fácil que la mínima cosa que leamos nos haga sentir miedo y ansiedad y no seamos capaces de controlarlo. Con las emociones a flor de piel, somos susceptibles de ser engañados fácilmente.

5. Comenta las dudas con tu médico. Algunos médicos les dicen directamente a sus pacientes «no entres en internet», precisamente porque están viendo venir esta situación y quieren evitar un malestar innecesario. Pero estos pacientes tienen innumerables preguntas que necesitan respuesta y parece que en internet las encuentran antes que en la consulta. Prohibirlo no sirve de nada. Conviene tener presente que en la red también hay información de calidad y experiencias de primera mano por parte de los pacientes. Lo ideal sería que nuestros doctores nos recetaran enlaces a esas páginas de confianza.

Internet está a nuestro servicio a todas horas, en el momento que más nos convenga, en el ordenador, en el móvil… Recordad que entrar en la red no requiere apenas esfuerzo, pero para navegar y buscar información tenemos que ser conscientes de lo que hacemos.

Mis consejos para cuidar la piel en tratamiento con Betaferon para esclerosis múltiple

Cuando una está pinchándose inyecciones un día sí y un día no, se agradecen unos consejos para cuidar la piel, como los que me ha dado mi enfermera.

Como algunos sabréis, comencé mi tratamiento con Betaferon en julio de 2011.

Me explicaron muy bien los pasos para preparar la inyección y manipular el autoinyector antiguo, el Betacomfort. Lo que no me enseñaron tan bien fue la identificación de las zonas de inyección, y durante mucho tiempo, me pinchaba la inyección subcutánea en lugares más bien indicados para inyecciones intramusculares. Lo que tampoco me enseñaron en su debido momento fue el funcionamiento del autoinyector nuevo, el Betaconnect, que tiene más parámetros que se pueden modificar.

Utilizaba alcohol como desinfectante de la piel antes de la inyección, y aplicaba frío después. Algunas zonas acabaron tomando bastante mal aspecto, muy doloridas y a menudo se notaban pequeños bultitos bajo la piel.

Al preguntar a mi neurólogo por estas cuestiones, en seguida me pasó con mi enfermera y repasamos una por una todas las zonas de inyección, descartando temporalmente algunas y habilitando otras nuevas; comprobamos la profundidad y la velocidad de inyección del Betaconnect; me recomendó mantener la piel hidratada, etc.

Aquí tenéis un repaso de todo lo que consideramos más importante para mí:

  • Localizar e identificar correctamente las zonas de inyección. Muslos, brazos, abdomen y glúteos. Algunas zonas resultaron ser más extensas de lo que yo pensaba, otras no tanto. La grasa está repartida de forma diferente en cada persona, por tanto, las zonas de inyección para mí, no coincidirán con las recomendadas para otro paciente, y seguro que difieren de las que aparecen en las ilustraciones como las que aparecen en la foto. Estos dibujos son orientativos y están bien como referencia, pero no debemos guiarnos sólo por ellos, sino consultar primero con un especialista.

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    • Aprender a preparar la solución de Betaferon y las técnicas de inyección con ayuda del autoinyector. Es importante controlar la profundidad y la velocidad de inyección: yo he puesto el Betaconnect en velocidad media y 10 mm de profundidad. Otra vez, depende de cada persona: yo estaba poniendo 8 mm, que puede ser demasiado poco y dañar la piel, pues el medicamento no se está repartiendo por la zona adecuada. Y si tenéis dificultades para acceder a alguna zona, pedid ayuda a un familiar.
    • Si queda un pelín de aire en la jeringa cuando la estamos cargando, no hay que alarmarse, pues ese aire crea un pequeño espacio donde luego puede depositarse el Betaferon.
    • No utilizar alcohol para desinfectar la piel. El alcohol reacciona con los componentes del Betaferon, así que vale más sacarlo de la ecuación. Simplemente limpiamos la piel con agua, como mucho, agua y jabón, y la secamos bien con una toalla limpia.
    • No aplicar frío en la zona de inyección, ni justo antes, ni inmediatamente después de pincharse (como hacía yo). No es recomendable que la piel se contraiga en ninguna fase de la inyección subcutánea de Betaferon.
    • Aplicar crema hidratante a diario. Es importante que la piel esté hidratada para que sufra menos con los pinchazos. Para ello sirve la crema Nivea de toda la vida, la de la lata azul, o también cualquier gel con alto porcentaje de aloe vera, dando un masaje suave. Además, mi neurólogo y mi enfermera también me han recomendado que probara el gel anticelulítico efecto frío de Mercadona, porque a muchos de sus pacientes les ha funcionado muy bien.

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  • Si la zona de inyección está enrojecida, inflamada, si arde, etc.: en este caso sí podemos aplicar frío, para rebajar la inflamación. Podemos utilizar pomada con corticoides durante cuatro o cinco días, nunca de forma continuada: Adventan, por poner un ejemplo. Y también tenemos el truco de la abuela: aplicar una gasa o compresa empapada en agua de mar mezclada con unas gotas de vinagre (eso lo tenemos más fácil los que vivimos en la costa).
  • Aunque parezca obvio, no masajear la piel y no aplicar crema o pomada de ningún tipo sobre la zona de la última inyección hasta pasadas seis horas como mínimo,y no realizar actividades intensas ni muy demandantes después de las inyecciones, sino descansar. Por eso lo mejor es pincharse por las noches, antes de acostarse.

Después de unos meses, aunque a veces siento molestias, mi piel ha mejorado sustancialmente, y me he dado cuenta (otra vez) de lo importante que es preguntar las dudas y consultar con los especialistas para saber qué es lo que viene mejor a cada uno.

Seguro que muchos de vosotros ya conocíais consejos para cuidar la piel, pero nunca viene mal repasarlos y tenerlos presentes, para seguirlos casi como una parte más del tratamiento.

Recordad que estos consejos son individualizados, los he recibido de mi enfermera y mi neurólogo, para mi tratamiento con Betaferon.

En los comentarios podéis dejar los trucos para vuestros tratamientos.