No estaba yo muy segura de escribir esta entrada pues soy consciente de que hay personas sensibles que por la razón que sea prefieren no leer contenido sobre ciertos temas potencialmente escatológicos. Sin embargo, este blog trata de escribir sobre las cosas que una piensa o vive, sobre la esclerosis múltiple o sobre la vida en general, y no quisiera omitir un aspecto importante de la vida y la salud de las mujeres como lo es la menstruación. Y menos cuando la EM se ve alterada por su presencia. Ya me diréis si he hecho bien o si por el contrario ha sido una mala idea.
Desde los 13 años la regla siempre fue molesta con su cansancio, con su insensibilidad de todo el bajo vientre y a la vez con sus cólicos que parecían esquivar cualquier acción de los analgésicos. Utilizando siempre bolsas de agua caliente, sacos térmicos o directamente el secador de pelo para calmar el dolor. En alguna ocasión notaba que perdía el sentido y tenía que echar cuerpo a tierra y tumbarme en el suelo del baño hasta que me recuperaba (en el baño de casa, el de la universidad o donde fuera). Hay mujeres que se enteran de que les baja la regla porque manchan, y les tengo auténtica envidia sana. Para mí ése es el último de los problemas, pero no le quito peso por la rabia que me dan encontrarme con manchas de sangre.
Pero se supone que todo esto está dentro de lo normal y que pasados unos años se estabiliza la cosa, o eso decía la ginecóloga. Pues era verdad. Por fin llegó una época estable que coincidió con el inicio del tratamiento con Betaferon. Todo se normalizó hasta el punto de que no tenía tantas molestias y ya no me sentía miserable, aunque tampoco estaba feliz como las de los anuncios de compresas y tampones que salen bailando y haciendo volteretas.
Y ahora han llegado unos años en los que el síndrome premenstrual parece tener más protagonismo que la propia menstruación. Abdomen hinchado (como un globo), pecho sensible, irritabilidad, piel grasa con acné, vello más fuerte, sudor por las noches, estreñimiento… Por supuesto, la esclerosis múltiple se altera con estas peculiaridades del ciclo menstrual y la pobrecilla sufre.
La temperatura corporal sube, con lo cual las secuelas y los síntomas empeoran y se hacen más conspicuos. Yo lo noto especialmente en el equilibrio y la marcha, el temblor, la fatiga, la sensibilidad… Por ejemplo, si hago ejercicios de suelo pélvico durante los días de regla no soy capaz de percibir si en verdad los estoy haciendo bien o mal o a medias. La esclerosis múltiple es como esos vecinos que viven justo encima de una discoteca y no pueden descansar por el volumen de la música y los gritos de la gente y al día siguiente se levantan con dolor de cabeza y se encuentran la escalera llena de basura y restos de la «verbena» de la noche anterior.
Es uno de los temas que tampoco sale en la consulta de neurología. Te dicen que los síntomas de la esclerosis múltiple se alteran con el calor o el estrés, pero yo creo que los neurólogos ni siquiera caen en la cuenta a no ser que alguna paciente hable de la menstruación porque se siente especialmente molesta durante esos días o porque ha sufrido alguna alteración del ciclo que pudiera estar relacionada con su medicación.
Y la pregunta para cerrar esta entrada es para las lectoras del blog:
¿Cuál es vuestra experiencia con la combinación regla + esclerosis múltiple?
Más información en:
Acerca de la menopausia y esclerosis múltiple:
Menopausia y Esclerosis Múltiple
Sobre la endometriosis:
https://esendometriosis.wixsite.com/esendo
Y más curiosidades sobre el tabú de la menstruación (en inglés):
https://aeon.co/essays/throughout-history-and-still-today-women-are-shamed-for-menstruating